La inflación de junio se ubicó en torno al 2%, impulsada por aumentos en precios regulados como combustibles y servicios públicos, junto con subas estacionales en frutas y verduras. A diferencia de mayo, este mes no contó con el efecto contenedor del Hot Sale, lo que también contribuyó al alza, según los primeros relevamientos privados.
El Índice de Precios al Consumidor del Indec había mostrado una variación de 1,5% en mayo, el dato más bajo desde 2017 si se excluye el período de pandemia. Junio, sin embargo, revirtió esa tendencia.
El relevamiento de C&T para la región del Gran Buenos Aires arrojó una suba del 2% mensual, levemente por encima del 1,8% de mayo. La inflación interanual, en ese marco, bajó a 38,7%, el nivel más bajo desde inicios de 2021.
Los alimentos y bebidas registraron un aumento de 1,4% en junio, tras haber marcado solo 0,3% en mayo. Se destacaron incrementos en panificados, lácteos y bebidas. A esto se sumó un mayor ajuste en los servicios públicos, especialmente gas y electricidad, que impactaron en el rubro vivienda. El transporte también reflejó un alza, en parte por el aumento de combustibles.
Además, productos como cigarrillos, artículos de tocador y belleza retomaron subas. En salud, los ajustes de medicamentos y prepagas estuvieron por debajo del promedio, y en mantenimiento del hogar hubo estabilidad en electrodomésticos y ausencia de cambios en el servicio doméstico.
El relevamiento de LCG arrojó un alza del 2,1% mensual en alimentos y bebidas, con una variación semanal del 0,1% en la última semana de junio. La consultora destacó que el 70% de la canasta de productos relevados permanece con precios estabilizados.
Equilibra estimó una inflación mensual similar, también en torno al 2,1%, con precios regulados como principal factor de presión. El incremento en combustibles, con excepción de los precios de YPF, lideró el alza. La inflación núcleo semanal fue de 0,2%, mientras los precios estacionales cayeron 0,2%.
Desde la Fundación Libertad y Progreso, el economista Aldo Abram explicó que parte del bajo registro de mayo se debió a un ajuste anticipado por temor a una devaluación. “Ante los rumores de salto cambiario en abril, muchos empresarios ajustaron precios. En mayo retrocedieron parcialmente, y ahora junio muestra valores más consistentes con la evolución del dólar y el peso”, analizó.
Claudio Caprarulo, de Analytica, proyectó una inflación de 1,7% para junio y subrayó que “los regulados marcaron una suba, y los estacionales no ayudaron como en mayo”.
Si bien los analistas coinciden en que continúa un proceso de desaceleración, también advierten que la inflación podría mantenerse en el orden del 2% mensual durante julio. Factores como la política tarifaria y el ritmo del ajuste fiscal condicionan la evolución de los precios en el segundo semestre.
