A pesar de algunos repuntes puntuales, la industria argentina no logra consolidar una recuperación sostenida. Según las últimas mediciones privadas, la actividad manufacturera volvió a registrar una caída en junio y permanece cerca de los niveles más bajos desde principios de 2024. Industriales, en particular del segmento pyme, advierten que los próximos meses podrían estar marcados por un nuevo deterioro, impulsado por la apertura importadora, el encarecimiento del crédito y una suba de costos que corre por encima de la inflación.
El Índice de Producción Industrial (IPI) que elabora la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) mostró una baja del 1,2% en junio frente a mayo, en términos desestacionalizados. En la comparación trimestral, la contracción fue de 0,8% respecto al primer trimestre de 2025.
Para Fausto Spotorno, economista de la consultora Orlando Ferreres & Asociados, la desaceleración es evidente: “Los números de los últimos meses indicaban que la actividad industrial se estaba frenando”.
El Observatorio IPA —perteneciente a Industriales Pymes Argentinos— coincidió en que los datos interanuales positivos reflejan más un efecto estadístico por la fuerte contracción de 2024 que una mejora real. “El crecimiento se explica más por la base baja de comparación que por un cambio estructural”, advirtieron.
Además, el informe de IPA señaló que los sectores con mayor dinamismo, como vehículos, muebles y maquinaria, “repuntan, pero con baja capilaridad hacia el conjunto de la industria”, mientras que rubros intensivos en empleo como confecciones y metalurgia siguen en retroceso.
“El entramado productivo real está atravesando una crisis más profunda de la imaginada”, aseguró el presidente de IPA, Daniel Rosato. “Muchas fábricas no van a llegar a reflejar su situación en las estadísticas: cerrarán antes”.
Según el mismo informe, más del 70% de los industriales no espera mejoras para el segundo semestre. “Este panorama sugiere que el ciclo industrial podría estar tocando un techo técnico, sin impulso interno sostenido ni una estrategia clara de reindustrialización”, alertó el Observatorio.
Por su parte, FIEL agregó que la recuperación “muestra señales de deterioro” y que en varios sectores “se agotó el efecto positivo de base de comparación”.
Despidos, costos e importaciones
Uno de los focos de preocupación es el impacto de la apertura comercial. Según Leo Bilanski, titular de la Asociación de Empresarios y Empresarias Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC), “el denominador común en el sector industrial desde que arrancó [Javier] Milei es el despido”.
ENAC relevó que el 19% de las pymes despidió personal durante el segundo trimestre de 2025, mientras que solo el 14,9% incorporó nuevos trabajadores. Ocho de cada diez empresarios consultados no planean contrataciones en el trimestre en curso.
Bilanski también advirtió por la llegada de productos importados: “Durante este año hubo un boom de tours empresariales a China para comprar productos, y muchos de ellos están entrando ahora. Eso va a seguir creciendo en el segundo semestre”.
En cuanto a los costos, ENAC registró un aumento del 18,9% en el segundo trimestre, frente a una inflación del 5,49% en ese mismo período, según el INDEC. “Ese aumento desproporcionado no se puede trasladar a precios porque el consumidor no lo valida. Entonces, las empresas resignan rentabilidad para sobrevivir. Para nosotros es el inicio de una recesión”, aseguró Bilanski.
El crédito, otro obstáculo
El acceso al financiamiento es otro de los factores que preocupa a los industriales. José Luis Ammaturo, secretario general de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria Metalúrgica (CAMIMA), señaló que si bien algunos sectores —como los vinculados a energía, minería o agroindustria— tienen mejor desempeño, otros ligados al mercado interno están “más complicados”.
Ammaturo reconoció que el Gobierno logró cierta “normalización” macroeconómica, pero remarcó que la falta de crédito accesible para la producción sigue siendo un escollo. “En otros países hay líneas de crédito para la industria y para el consumo. Acá todavía no se ve eso”, dijo.
El empresario también explicó que la volatilidad de las tasas afecta las decisiones de inversión: “Si bajaran las tasas, muchas empresas se volcarían a invertir. Hoy es muy caro endeudarse y eso frena cualquier plan de productividad”.
FIEL, en tanto, alertó sobre un “potencial impacto sobre la demanda” debido al mantenimiento de tasas altas para absorber liquidez excedente en la economía.
Bilanski fue más directo: “Los créditos no están liberados para las pymes. Los bancos prefieren prestarle al Estado antes que a una pyme que está entrando en recesión”.
