Los recientes bombardeos realizados por Estados Unidos sobre instalaciones nucleares de Irán, entre ellas el sitio subterráneo de Fordo, generaron fuertes repercusiones y un clima de máxima tensión en el plano internacional. Según el director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, los ataques “probablemente causaron daños muy importantes” en las zonas más protegidas del complejo de Fordo, aunque aún no se puede confirmar la magnitud de los destrozos.
El domingo, fuerzas estadounidenses utilizaron por primera vez en combate las bombas antibúnker Massive Ordnance Penetrator (MOP), el armamento convencional más poderoso de su arsenal, contra instalaciones nucleares iraníes. El complejo de Fordo, excavado en una montaña a cientos de metros de profundidad, fue uno de los objetivos. Las imágenes satelitales comerciales muestran al menos seis puntos de impacto sobre la ladera, pero los daños en los túneles y centrifugadoras no pudieron confirmarse con precisión.
“No estamos en condiciones de evaluar completamente los daños subterráneos”, afirmó Grossi ante la Junta de Gobernadores del OIEA, integrada por 35 países. El organismo no pudo realizar inspecciones desde el 13 de junio, cuando Israel inició sus ataques a las infraestructuras nucleares iraníes.
Las dudas sobre el uranio y las reservas ocultas
Expertos internacionales, como David Albright y Jeffrey Lewis, indicaron que es probable que Irán haya trasladado reservas de uranio altamente enriquecido (al 60%) desde Fordo a un lugar desconocido antes del ataque. Imágenes previas de Maxar Technologies mostraban una fila de camiones frente a la entrada del complejo en los días anteriores al bombardeo, lo que sugiere una posible evacuación del material más sensible.
De acuerdo con Faragasso, del Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional, los túneles podrían haber sido rellenados con tierra para contener eventuales filtraciones químicas tras el impacto. El transporte y manipulación del uranio requiere condiciones extremadamente controladas, por lo que cualquier operación de este tipo implica un desafío técnico y logístico de gran escala.
Una fuente iraní, citada por la agencia Reuters, confirmó que la mayor parte del uranio fue reubicado antes del bombardeo. No obstante, la incertidumbre sobre el paradero actual del material provoca alarma en la comunidad internacional.
Escalada bélica y amenazas diplomáticas
La tensión no se limita al terreno militar. El parlamento iraní analiza retirarse del Tratado de No Proliferación Nuclear, lo que implicaría romper con las inspecciones del OIEA y aumentar la opacidad del programa nuclear. “El mundo no sabrá qué puede estar haciendo Irán”, advirtió Daryl Kimball, director de la organización Arms Control Association.
Funcionarios estadounidenses expresaron su preocupación por un posible giro del programa nuclear iraní hacia la clandestinidad. “Mi temor es que lo aceleren fuera del radar”, declaró Mark Kelly, senador por Arizona y miembro del comité de inteligencia del Senado.
Daños en otras instalaciones clave
Además de Fordo, el Centro de Tecnología Nuclear de Isfahán —considerado el principal centro de investigación atómica de Irán— fue atacado por Israel a comienzos de mes. Según el OIEA, al menos diez edificios resultaron severamente dañados, incluidos laboratorios, plantas de producción de combustible y depósitos nucleares.
En la planta de enriquecimiento de Natanz, ubicada a unos 225 km de Teherán, bombardeos israelíes destruyeron parte de la infraestructura eléctrica y afectaron sectores subterráneos. Aunque no se observan daños visibles en la superficie, las imágenes sugieren impactos directos de municiones antibúnker.
Lewis y Faragasso sostienen que la instalación subterránea en Natanz probablemente quedó inutilizada, aunque no se sabe con certeza si la planta de fabricación de centrifugadoras fue alcanzada.
Por otro lado, el OIEA confirmó que Irán comunicó su intención de instalar una nueva planta de enriquecimiento en Isfahán, lo que refuerza las sospechas de continuidad en el desarrollo nuclear del país pese a los ataques.
